El internacional danés Pione Sisto ha sido el último jugador del Celta a volver a los entrenamientos en A Madroa después de que se saltara el confinamiento en marzo.
Su acción llevó a que el club le impusiera la mayor multa de su historia (60.000 euros), pero el extremo no ha aprendido, ya que se saltó el protocolo de seguridad en su regreso: aparcó su coche fuera del recindo del CT, accedió a las instalacciones vestido con ropa de calle y se cambió en el vestuario por las 8 de la mañana.
A los medios, Sisto comentó: "¿Si tengo algún problema? No tengo problemas. Es un asunto que debemos resolver entre el club y yo".