Gareth Bale, que costó 92 millones de euros al Real Madrid en el verano de 2013, se marcha siete años después con cinco títulos conquistados, entre ellos una Champions, una Copa del Rey y un Mundial de Clubes.
En su primera temporada ilusionó al madridismo y dejó jugadas icónicas como la galopada por la banda para superar a Bartra y anotar el gol que decantó el título ante el máximo rival en la Copa del Rey. Marcó también dos goles en la final de Lisboa que el Real Madrid ganó por 4x1 ante el Atlético de Madrid.
En su segunda temporada, volvió a ser determinante en finales al marcar en la final de Mundial de Cubes en Marruecos. Fue también decisivo en la semifinal de Champions de 2016 en el Bernabéu ante el City.
Dos años más tarde fue de nuevo el héroe al marcar los dos goles en la final de Kiev ante el Liverpool. Cristiano se marchó tras ese título, Bale se quedó en el Bernabéu.
Las lesiones del galés se fueron acumulando, Zidane comenzó a dejarle en el banquillo y el futbolista empezó a demostrar un desinterés total por el fútbol y el equipo.
Sus polémicas con el golf, su falta de actitud en el campo y su indisciplina fueron el colmo para que el club alejara definitivamente al que fue el autor de algunos de los goles más importantes de la historia reciente del club merengue.