Una partida donde dos filosofías distintas se encontraron dentro de las cuatro líneas. Alegría sudamericana frente a la frialdad nórdica. Al final, la victoria sonrió a la formación de Dinamarca, que con la característica frieza a la mezcla, dio un primer paso importantísimo en el grupo C.
La primera novedad hasta surgió del lado del Perú, con la inclusión de Paolo Guerrero en el banquillo de suplentes. Una novedad que acaba por no ser tan sorprendente así, visto que Ricardo Gareca, en ausencia de su goleador, apostó casi siempre en Jefferson Farfán como hombre más destacado en la delantera del ataque. Experimentado y móvil, el camiseta 10 demuestra una grande conexió con André Carrillo y compañía y causó, de forma constante, fuertes dolores de cabeza a los adversarios.
Ahora bien, fue precisamente la armada peruana que entró mejor en el partido. Siempre valiente en la forma en que se opone a sus rivales, La Rojiblanca intentó, en una primera instancia, incomodar la baliza y Kasper Schmeichel a través de la larga distancia. Curiosamente, algo poco habitual de una selección que privilegia, sobre todo, un fútbol rápido, a pocos toques y muy enfocado en la transición ofensiva.
Dinamarca, por el contrario, presentaba una propuesta poco audaz. El porcentaje de posesión de balón fue, de hecho, abrumador para la armada nórdica, llegando a estar cerca del 70 por ciento. Ni Christian Eriksen, a los espacios, logró mejorar la prestación de su equipo. La gran figura de los daneses estuvo algo perdida durante gran parte del primer tiempo, y sólo en el último cuarto de hora es que consiguió el balón con mayor frecuencia. Hasta entonces, quedaron en la retina las bolas largas hacia la cabeza de Poulsen...
Los minutos fueron pasando y el Perú volvió a su estilo habitual. André Carrillo fue quien asumió el protagonismo. Después de obligar a Kasper Schmeichel a una defensa apretada, el extremo del Benfica asistió a Farfán que, perforando el espacio existente entre Christensen y Stryger, obligó a Kjaer a un corte in extremis.
Los momentos más altos de la primera parte surgieron con la lesión grave de William Kvist, pivot defensivo de gran importancia en el esquema de Age Hareide, en un momento en que Dinamarca había equilibrado la balanza, y con la gran penalidad desperdiciada por Cueva.
El extremo peruano, sufrió un toque de Poulsen en el área y el árbitro del partido, Bakary Gassama, con el recurso al VAR, apuntó a la marca de los once metros. En la conversión, el mismo Cueva ofreció al esférico...un viaje a la bancada.
A pesar del gran apoyo y motivación concedidos a Cueva, lo cierto es que el penálti desperdiciado golpeó el equipo. El Perú, a la entrada para la segunda parte, cambió completamente de face. Bajó líneas, discutió el control de la posesión con el adversario y esperó por los contraataques quirúrgicos.
Atenta al error y con una pequeña dosis de cinismo a la mezcla, Dinamarca aprovechó una transición defensiva mal efectuada por parte del adversario...y no perdonó. Se abrió espacio (y mucho!) Para el mágico Christian Eriksen que, de bandeja, ofreció el gol a Yussuf Poulsen.
Como se esperaba, Dinamarca sorprendió al adversario...y sufrió hasta el final. Gareca colocó a Guerrero en el campo y el mejor marcador de siempre del Perú aún estuvo en evidencia, tal como Carrillo, en muchos lances. Sin embargo, los guantes de Kasper Schmeichel - y los de Gallese - impidieron males mayores y resguardaron tres puntos bañados en oro y un triunfo animador para el equipo escandinavo.
0-1 | ||
Yussuf Poulsen 59' |