El Málaga no persona en su campo. Domina y supera a casi todos sus rivales gracias a su mayor calidad y su fútbol práctico e inteligente. Ante el Levante impuso su hegemonía y venció con un gol de Rondón tras un partido vistoso. Los aficionados sufrieron en los últimos minutos por lo ajustado del marcador, si bien el conjunto blanquiazul hizo méritos suficientes para quedarse con los tres puntos.
El Málaga no persona en su campo. Domina y supera a casi todos sus rivales gracias a su mayor calidad y su fútbol práctico e inteligente. Ante el Levante impuso su hegemonía y venció con un gol de Rondón tras un partido vistoso. Los aficionados sufrieron en los últimos minutos por lo ajustado del marcador, si bien el conjunto blanquiazul hizo méritos suficientes para quedarse con los tres puntos.
El equipo malagueño ya es cuarto de la tabla, aunque podría perder esta noche la plaza si el Athletic vence en Pamplona. En cualquier caso, ya sí se puede hablar de Champions. El Málaga pide paso para disputar esta competición la próxima campaña. Aunque para ello queda mucho, nada menos que doce encuentros de Liga.
Pellegrini sorprendió a medias de entrada. Utilizó en el once inicial a los tres recambios del partido de Getafe. La buena labor y la remontada protagonizada por el equipo se convirtió en un premio para estos tres jugadores, que rayaron a gran altura. De ahí que Eliseu, Joaquín y Demichelis estuvieran en el campo desde el arranque del choque. Los sacrificados fueron Mathijsen, Recio y Sebastián Fernández. En las filas levantinistas jugaron casi todos los previstos, con los exmalaguistas Munúa y Valdo en el once,
Desde el pitido inicial funcionó el equipo de Pellegrini a la perfección, dominado el juego y disponiendo de la posesión del balón. Las oportunidades, sin embargo, no eran demasiado claras, aunque las aproximaciones no cesaban sobre la meta de Munúa, con varias opciones para marcar de Rondón. La calidad del equipo blanquiazul se imponía en todas sus líneas frente a un rival que, pese a figurar en la cuarta plaza, se defendía como un modesto, con orden y utilizando a numerosos jugadores para frenar a los malaguistas, solo con Koné como hombre más adelantado y solo en el atauqe.
Pero el dominio, con juego alegre y vistoso de los malaguistas, no fructificaba ni siquiera con claras oportunidades. La mejor de la primera media hora fue para Isco, que recogió un rechace y envió el balón rozando el poste derecho de Munúa. Al borde del descanso fue otra vez Rondón el que pudo marcar, que su cabezazo lo salvó un defensa al sacar el balón bajo palos.
Aunque gran parte del protagonismo del primer tiempo fue para el colegiado, Iglesias Villanueva, muy protestado por el público tras solicitarle nada menos que tres penaltis. Uno de ellos, por mano de Farinós, fue claro, pero no lo indicó. Pero el Málaga ni siquiera necesitó el acierto arbitral para ponerse por delante en el marcador al comienzo del segundo periodo gracias a al tanto marcado al cabecear levemente a saque de falta de Joaquín.
La calidad de Cazorla y el trabajo de Toulalan eran definitivos para que la sinfonía malaguista funcionara más afinada que nunca. La defensa, con Demichelis y Weligton como pareja de centrales, era inexpugnable. Con Koné aburrido en el ataque, el Levante apenas tenía opciones ofensivas de relieve. Aunque el conjunto blanquiazul no sentenciaba pese a controlar el partido por completo, pero a menor ritmo. Y tampoco estuvo afortunado Isco, que se quedó solo ante Munúa y no lo pudo superar, Ni Rondón, que envió mal un golpeo de cabeza.
Camacho salió para reforzar el centro del campo y darle màs libertad a Cazorla, en este caso por la izquierda, ya que el sustituido fue Eliseu. El juego se equilibró algo más y el técnico malaguisata dio entrada también a Sebastián Fernández, por Joaquín. Y el uruguayo perdonó nada màs salir; falló frente al meta Munúa.
Los mèritos para hacerse con el triunfo eran claros para el Málaga, pero no acababa de cerrar el choque con otro tanto, lo que animaba a un Levante que dispuso por medio de Cabral de su ocasión màs clara, pero Caballeri adivinó su intención y evitó el empate. No hubiera sido justo, sin duda.
El equipo sufrió hasta el final para hacerse con tres puntos vitales, que son como seis si se tiene en cuenta que el Levante era el cuarto clasificado, plaza que le quita el once de Pellegrini por ahora. Tarde de alegría en La Rosaleda.
